Maldita tú, que entras sin llamar,
sin pedirme permiso
pasas y te instalas en mi.
Lo único que me pides es que te siga,
y yo sumisa,
me dejo llevar de tu mano
por tu mundo de oscuridad y lamento
sumergiéndome en el vacío.
Me cuentas historias,
me narras tiempos pasados
intentando que halle el camino perdido.
¡¡Maldita nostalgia!!...
haces que me deje arrastrar
en tu mundo de oscuridad y tinieblas
evocando a la soledad y a la pena.
Me desgarras el alma,
me vistes de amargura y tristeza,
dolor y tormento recorren mis entrañas
haciéndome presa del mal de mi alma.
Maldita tú, que entras sin llamar,
¡¡maldita nostalgia!!...
Ana Martos - Diciembre 2011.
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