miércoles, 17 de septiembre de 2014

MIS PECADOS.

     A veces pienso que jamás lograré ver el final del
túnel. Que este corredor sin luz, lleno de tinieblas tan solo
es una mazmorra donde mi alma perdurará eternamente.
    No hay un destello que marque un camino, no hay una
señal de luminiscencia que tome mi mano o guíe mis pasos.
   A veces siento la necesidad de llorar, a veces de reír... otras
de gritar, bramarle al viento que aún sigo vivo ... el viento...
     Aquí no existe el viento, no existe el calor, no existe
el frío; no existe la vida...

     Desfallezco una y otra vez... y vuelvo a renacer de mi
propia inmundicia; deambulo por este corredor de sombras
bajo el soniquete de los alaridos que aúlla mi alma.
     A veces pienso que todo es una condena, una desdichada
condena que ha de pagar mi alma por mis pecados.

     A veces pienso que mis pecados son la causa  de mi condena.




Ana Martos- Septiembre-2014.

2 comentarios:

  1. ¿Y quien está capacitado para juzgar lo que es, o no es, pecado.
    Los pecados no son sino los barrotes de la celda de castigo de nuestra propia conciencia; a la que en ocasiones, sometemos a juicios demasiado sumarísimos...

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