jueves, 26 de julio de 2012

LA HUELLA DEL DESEO.


     Los párpados le pesaban, apenas podía abrir los ojos, quería y no podía, era como
si dos losas pesadas le oprimiera la cuenca ocular. Estaba comenzando a volver en sí,
y se sentía aturdida, no recordaba nada, su mente se encontraba nula, sin memoria.
En su subconsciente todo le daba vueltas, se hallaba mareada.
Poco a poco, comenzó a sentir su existencia, su cuerpo le manifestaba fuertes dolores
que le hicieron ser consciente de que estaba viva. Intentó moverse, pero no pudo, algo
le aferraba que le impedía la movilidad de sus pies y manos. Un fuerte estímulo, le hizo
abrir los ojos, su visión era borrosa, apenas perceptible; a medida que pasaban los
segundos, aquel velo se fue disipando dando paso a la nitidez. Sus rasgados ojos azules
examinaron el lugar donde se encontraba...  una habitación de apenas nueve metros
cuadrados, amordazada y atada de pies y manos  completamente desnuda en una cama. 
Una risa socarrona desde un rincón de la habitación le hizo recordar....

Aquella noche, la discoteca se encontraba en su máximo aforo, era sábado, y los sábados
el local se llenaba por completo. Aquello eran cuerpos pegados unos contra otros, saltando
y brincando al ritmo de una música ensordecedora.
Unos vivarachos ojos negros, la observaban desde la barra, ella, hacía rato que se había
dado cuenta y le seguía el juego con miradas y contoneos mientras bailaba.
Se centro en aquel morenazo; desde la distancia, crearon una especie de vínculo sexual,
miradas absorbentes de apetito, bailes provocativos, insinuaciones con el propio cuerpo
dejando entrever la huella del deseo. Él, desde la barra, se dejaba llevar por aquellas
''sugerencias'' a la vez que le sonreía.
Terminó lo que estaba tomando, y meticulosamente dejó el vaso sobre el mostrador. Sabía
que estaba deseando que se le acercara, su cuerpo así se lo mostraba y  sin más se fue
hacia ella. Directo y sin preámbulos se acercó y le dijo algo al oído, a lo cual ella le respondió
con una amplia sonrisa... y ambos salieron del local.
Una vez fuera, la invitó a tomar un último trago en su casa, vivía cerca, le dijo, y ella aceptó
de buena gana.
El ron corría por las sábanas blancas, sus cuerpos bailaban al ritmo de la danza del deseo; 
degustaron cada milímetro y cada parte de su ser intentando sofocar aquella llama
incandescente que les hacía erosionar. Cuerpos sudorosos entrelazados en una intensa
batalla enredados entre gritos de placer. Éxtasis y lujuria rozando la barrera del gozo y 
el dolor... alcohol, sustancias psicoactivas y una mente psicópata satisfaciendo a aquel
cuerpo entre sabanas blancas...

Un aviso a la central a las siete de la mañana, revolucionó la operación. La mañana se
presentaba intensa, tras varios días de búsqueda, la Guardia Civil recibió una llamada
de alguien que decía haber encontrado un cadáver en la arboleda que había a escasos
kilómetros de la ciudad.  Guardia civil y miembros de la policía de inmediato se presenciaron
en la zona.
Efectivamente, había aparecido el cadáver de una persona. Este se hallaba semienterrado,
tal vez las fuertes lluvias de la pasada noche, habían propiciado a dejar al descubierto parte 
del cuerpo; acordonaron la zona y comenzó la ardua tarea del procedimiento.
El cadáver se encontraba casi irreconocible; en él, aparecían fuertes signos de violencia... sin
duda, había sido brutalmente masacrado.
Tras el proceso que conlleva y veinticuatro horas después, la policía pasó a dar el primer
informe...
... El cuerpo hallado en la arboleda de las afueras de la ciudad, corresponde al de una joven 
de diecinueve años. Esta, ha sido sañudamente asesinada; y se determina la causa de la
muerte a asfixia por estrangulamiento.
El cuerpo ya ha sido reconocido, y corresponde al de la joven desaparecida el pasado fin de 
semana en un conocido local de la ciudad... 




Ana Martos -  Julio 2012.

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