lunes, 13 de agosto de 2012

LA VIDA TRAS UN CRISTAL...


    La vida, es un  proceso, una existencia, una continua sucesión marcada por el tiempo...
Es tan fácil como asomarse a la ventana y observar la pauta en la que nos movemos y el
reflejo de lo que somos.

Hoy, desde mi ventana, contemplo a unos pajarillos que vuelan y revolotean entre las ramas 
de los árboles, y lo más importante, lo hacen, agraciados de libertad, exentos de esclavitud.
El piar y la danza que manifiestan en su ir y venir revelan que disimulado entre el follaje se
encuentran sus nidos y crías esperando ser alimentados por la madre. Tanto revuelo y tanto
baile, tan solo es el reclamo y el anuncio del amparo y la protección, el instinto de la naturaleza.
Debajo de uno de los árboles, sentados en un banco de madera, se encuentran dos personas 
mayores, octogenarios los dos, los cuales hablan y gesticulan entre ellos; no puedo oír la
conversación que tienen, pero la deduzco, por sus gestos y el semblante de sus rostros, deben
de estar enfrascados en historias, vivencias y anhelos de juventud.
A escasos metros, en otro banco, se encuentra sentado otro anciano. Este, se halla con la
mirada perdida en el horizonte, tal vez esté sumergido en la conversación de los dos ''compadres'';
su cara marcada por los surcos del tiempo refleja la añoranza de años vividos, un halo de
tristeza lo envuelve, sabe que ya lo tiene todo hecho y que lo único que le queda es esperar su
final.
La gente pasa por la calle, ajena a todo lo que le muestra el alrededor, sin percibir el encanto de
los pájaros que revolotean ante ellas, sin sentir la presencia de los ancianos que esperan sentados
en el banco el final de sus días... cada cual, camina enfrascado en su propio mundo sin distinguir
lo que es la vida en sí.
Una madre, camina ligera con su niño agarrado de la mano, se va mirando el reloj a la vez que 
al chico le reprocha algo; tal vez, le vaya diciendo lo tarde que es, lo que aún le queda por hacer
y el poco tiempo que tiene. Otra, habla por el móvil y empuja un cochecito de bebé, se ve algo
alterada, le va gritando a su interlocutor. Varias personas pasan cabizbajas, caminan ligeras y con
cara de preocupación... todos llevan prisa, los coches apenas se detienen en un paso de peatones,
se desesperan ante un semáforo en rojo... 

Hoy, he querido saber lo que es la vida tras un cristal, lo que realmente somos... y lo que he 
visto, es personas que parecen programadas, un robot de la naturaleza; somos máquinas, cada
uno con su propio chip desarrollando una función concreta, y todas ellas con un factor en común, 
la prisa y el propio ''yo''. Somos incapaces de experimentar sensaciones y sentimientos... no
albergamos la delicadeza y el sentir de poder ver lo que el mundo nos brinda... y muchas 
cosas de ellas hermosas; tan solo sería cuestión de pararse un momento y mirar a nuestro 
alrededor, tal vez, si lo hiciésemos, muchos hallaríamos la libertad que sienten los pájaros en su
vuelo.

El mundo, mirado desde una ventana, es el espejo de lo que somos en la vida.




Ana Martos - Agosto 2012.

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