Y me perdí, entre la escarcha
de una gélida primavera,
aguardando por unos rayos de sol
que alimentara mi alma...
aguardando el abrigo de tu cuerpo.
Y desfallecí, a la espera de una
palabra, de un roce; de la
tentación y el pecado...
de poder fundirme en tu ser.
Y hallé la muerte, mientras
suspiraba por un grito
de guerra que me enfundara
esperanza... y la desdicha de
seguir luchando.
Y así fue, como los demonios
me arrastraron a los infiernos,
a ese lugar donde no existe el
retorno... donde mueren los sueños.
Ana Martos - Marzo 2015.
Son muy bellos tus poemas , te envió un cálido abrazo de Argentina.
ResponderEliminarGracias Alicia, otro abrazo para ti.
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